domingo, 18 de febrero de 2007

LOS DIEGOS


Si hay algo que me molesta es cuando desde la tele nos quieren imponer educar.
La tele no educa, la tele entretiene. Pero lamentablemente vivimos en una sociedad mediatizada, donde no todos tenemos el alcance a una educación eficaz y desprovista de segundas intenciones. Por eso a veces se torna elemental, ver estos cursos de moralina barata en un programa como Gran Hermano. Porque hay gente que verdaderamente siente que la televisión es el parámetro de lo correcto, y la toma como un ícono de imitación. Pese a que me aburren todos estos discursos seudo políticos que levantan banderas y bajan línea, se vuelve indispensable hacerse eco de los mismos.

“La sociedad no te deja hacer nada (…) la misma sociedad no te deja vivir, la misma sociedad te margina y te molesta” así dio el puntapié inicial Diego Leonardi, un ex presidiario que busca la reinserción social desde la exposición mediática. “un día me fui de mi casa… y tarde cinco años en volver” le decía en la primera semana de encierro televisivo a Agustín. Esos cinco años en que se demoró su regreso se debieron a una pena que debió cumplir en 1998 en la Unidad Número 5 de Mercedes, donde permaneció alojado hasta 2001, cuando se lo trasladó hasta el penal de Florencio Varela. En 2003 quedó libre por el beneficio de la ley del 2 x 1, cuando aún le restaban cumplir otros cuatro tras las rejas, hasta fines de 2007. El motivo de dicho encierro fue una cadena de robos a mano armada. Hoy desde la casa de GH, busca demostrar el cambio, que es uno más y que tiene los mismos derechos que cualquiera a vivir una vida normal.

En los últimos debates, y a partir de la nota a su hermana en el programa “Intrusos”, se abrió un tema de preocupación nacional que es la reinserción del preso en la sociedad.
En un país donde un ex-presidiario vuelve a ser candidato a presidente… ¿Hay que hablar de la no inserción del preso en la sociedad? ¿O es más adecuado hablar de la marginación de las clases bajas con antecedentes? ¿Es más bueno el preso VIP de Don Torcuato que el de Caseros? ¿Es menos peligroso el ladrón de guantes blancos?

Y acá entramos en la eterna paradoja de los prejuicios. El negro es malo y el blanco es bueno. El que estudió en colegio privado (y ni hablar si era católico) es inteligente, el que no, es bruto. Yo estoy seguro que muchos ex-presidiarios son personas mucho más nobles que aquellos que salen en las revistas de corazón mostrando sus nuevas mansiones o posando en el entretiempo de algún partido de polo de La Dolfina.

Basta de hipocresías.
Lo que tiene que preocupar no es como hacer para reinsertar al ex-presidiario en la sociedad, lo que hay que lograr es que ni siquiera haga falta esta discusión evitando que la carencia lleve a grados de desesperación propicios para cometer el delito.

Y todo nace en la educación. Y volvemos al principio. Los padres se alejan debido a responsabilidades laborales que cada vez son mayores y demandan mas tiempo, las escuelas publicas no cuentan con los recursos necesarios, los maestros son mal pagos, la educación en definitiva, se reduce a al toma de ejemplos. Y ahí aparece la tele.

Entonces digo yo, en vez de hablar desde la bronca y el resentimiento, en vez de ir al choque, busquemos opciones, propuestas, pero que excedan el show mediático. Hay que empezar hablar de estas cosas en las casas y no tomar como educadores a los panelistas “Intrusos” o a Mariano Peluffo.

Porque básicamente, con una buena educación los diegos ni siquiera existirían.